La Policía encontró en la casa el cadáver de Ray y el informe médico determinó que había recibido un disparo que le perforó la aorta, el corazón y el pulmón, para alojarse en la pleura, matándolo casi en forma instantánea.
La noche del homicidio, Ray había recibido para la cena a parejas amigas y colegas, entre los que se encontraba Pereyra, quienes habían visto vivo a Ray antes de retirarse de la casa.
Sobre el cianuro, Poey dijo que Schiz lo había comprado por orden de Ray para combatir hormigas, pero el jardinero lo negó.
[1] Ese día Ángela Villalba, mucama de la casa vecina, Ángela Villalba, comentó haber visto a dos hombres escapar mientras Poey gritaba por la ventana, pero su patrón le había indicado que no comentara nada para evitar involucrarse.
[5] [4] El perito Pando fue objeto de una campaña del diario Crítica en su contra, enfermó gravemente y murió.
Iván Diez escribió en la misma época una obra de teatro, Aquí no hay cianuro que se representó con Azucena Maizani como primera figura.
En 1928 Poey protagonizó su propia historia en un corto documental mudo -dirigida por el cineasta peruano Villarán- cuyo título era su mismo nombre, estrenado en febrero de 1928.
Años después se filmó la película, Los acusados dirigida por Antonio Cunill (hijo) sobre su propio guion escrito en colaboración con Marco Denevi y Mario Soffici según el argumento de Marco Denevi basado en el caso Ray, que se estrenó el 10 de marzo de 1960 y que tuvo como protagonistas a Silvia Legrand, Mario Soffici, Guillermo Battaglia, Alita Román y Julián Bourges.