Platón, en concreto, encabezó la protesta contra el arresto y la muerte de Sócrates atribuyéndosela a la retórica sofística.
Según Aristóteles, la lógica se ocupa del razonamiento para alcanzar certezas científicas, mientras que la dialéctica y la retórica se ocupan de la probabilidad y, por tanto, son las ramas de la filosofía más adecuadas para tratar los asuntos humanos.
Aristóteles define primero la retórica como la contrapartida o contrapunto (antistrophos) de la dialéctica (1:1:1-2).
De la pisteis proporcionada por el discurso hay tres partes: ethos, pathos, y logos.
Identifica el objetivo de la acción humana con la “felicidad” y describe los muchos factores que contribuyen a ella (1:5:5-18).
Continúa explicando con mayor detalle los elementos (stoikhea) de lo “bueno” descrito en el capítulo anterior.
Este capítulo trata del concepto y las virtudes de lo honorable (to kalon) incluidos en la retórica epideíctica.
Este capítulo trata los muy distintos tipos de placer (hedoné), útil para la retórica judicial.
Trata también sobre retórica judicial, versa sobre la disposición mental de la gente y continúa las reflexiones iniciadas en el capítulo anterior.
Máximas o inteligentes afirmaciones sobre acciones se adaptan bien como conclusión de las enthymeme (2.1-2).
Resumen de los Libros I y II e introducción a la pronunciación (hypokrisis).
Aristóteles argumenta que la voz debe ser usada representando lo más adecuadamente posible la situación dada tal y como ejemplifican los poetas (3 1:3-4).
Los símiles son útiles solo ocasionalmente en el discurso, debido a su naturaleza poética y su parecido con la metáfora.
Aristóteles se explaya en el uso del estilo apropiado a la hora de dirigirse al tema.
Se ocupa del estilo periódico y cómo debería ser visto como unidad rítmica, para completar el sentido de un pensamiento y para ayudar a la comprensión del significado (3 9:3-4).
Cubre las partes necesarias de un discurso, que incluyen la prosthesis ( (prooemium) y el epílogo (3 13:1-4).
Atañe a la pistis o prueba, y cómo varía según el discurso.
Erotēsis, interrogación habitual en tiempos de Aristóteles dirigida a pedir respuestas y vista como "la más oportuna cuando un oponente ha dicho una cosa y si se pregunta lo adecuado, el resultado es un absurdo o sinsentido" (3 19:1).
El capítulo final del Libro Tercero versa sobre los epílogos, conclusión de los discursos que deben incluir cuatro aspectos: "condicionar favorablemente al oyente hacia el orador y desfavorablemente hacia el oponente, amplificación y minimización, llevar al oyente a reacciones emocionales, y proporcionar un breve resumen de los puntos principales del discurso" (3 19:1-4).