El balneario lleva el nombre de la desembocadura del arroyo Napostá Chico en la Bahía Blanca.
Así se inmortalizó el nombre del navegante que por primera vez reconoció su curso, tanto en el "arroyo" como en el balneario.
Escaleras abajo del murallón, la empresa había colocado arena sobre el cangrejal, con lo cual el sector se volvía apto para caminatas o tenderse en el piso.
[2][3] En la actualidad el balneario cuenta con un parador con oferta gastronómica, fogones, batería de baños públicos con duchas, enfermería, camping y estacionamiento libre.
[4][5] El balneario también destaca por ser el lugar donde se pueden pescar los tiburones más grandes del país.