Arquitectura rococó

[4]​ La palabra rococó procede del término francés “rocalla”, que denota el trabajo realizado en piedra y hace referencia a la cubierta de conchas empleada para decorar grutas artificiales.

La nobleza se vio liberada del ceremonial cortesano, y junto con los nuevos ricos o burgueses, entró a formar parte de esa vida social.

Dichos cambios tendían hacia la evolución del mismo, buscando adaptarlo a los tiempos y alejándolo de la religión.

Ese gusto por la exquisitez fue transferido a las clases acomodadas parisinas por Jeanne Antoinette Poisson, marquesa de Pompadour, quien también había sido amante del rey, y que su pasión por el arte le llevó a rodearse de artistas que buscaban dar un paso más allá.

Asimismo, no reniega de las formas clásicas como los arcos, las columnas, los frisos o los frontones, aunque sí conduce a que éstas se vean modificadas estéticamente para adaptarse al conjunto.

Un ejemplo de ello son las columnas salomónicas, entorchadas o helicoidales, las griegas y romanas.

El arquitecto francés que mejor encarna este estilo es Jacques Gabriel, quien, a la hora de proyectar los exteriores continuó con el equilibrio y la dignidad propios del barroco, en los interiores se mostró como un arquitecto de gran inventiva, proyectando espacios que se destacan por su gracia y delicadeza.

El incendio del Alcázar de Madrid en 1734 llevó al entonces rey Felipe V a que encargase un nuevo palacio.

Para su ejecución, llamaron al arquitecto Filippo Juvara, que propuso un proyecto inspirado en motivos berninescos y versallescos.

Fuera del ambiente cortesano, el rococó español es pobre y no puede compararse con el francés o el alemán, aunque algunos elementos decorativos de ese carácter, conocidos a través de estampas, pueden señalarse en arquitectos como Jaime Bort o Narciso Tomé.

Siguió los cánones llegados desde Francia, aunque adquirió un carácter distintivo que lo hizo reconocerse como un rococó claramente portugués debido al uso de materiales, en el que se podía apreciar un contraste entre el granito oscuro allí empleado y las paredes de color blanco.

El interior cuenta con pinturas, esculturas, espejos y azulejería, todo ello de carácter rococó.

Arquitectos como Borromini o Guarino Guarini sirvieron como fuente de inspiración ante el cambio hacia la complejidad espacial, las formas enrevesadas y aquellas texturas que los arquitectos alemanes llevaron al extremo haciendo desaparecer, casi por completo, las verticales y horizontales arquitectónicas.

En Potsdam, Georg Wenzeslaus von Knobelsdorf realizó para Federico el Grande el palacio de Sanssouci, a imagen y semejanza del Trianon.

La influencia del barroco desarrollado en Alemania fue notable en las naciones centroeuropeas, donde se llevó a cabo una arquitectura igualmente cargada de detalles, lúdica y fantasiosa.

Otras muestras del rococó en Europa Central se encuentran en países como Rumanía, Polonia o Bohemia, entre otros.

Otros arquitectos se vieron influidos por Juvara y Guarini, como fue el caso de Bernardo Vittone.

En apenas veinte años desde entonces, el neoclasicismo se impuso al rococó, llevándole a desaparecer en las grandes capitales.

No ocurrió lo mismo en las ciudades de menor tamaño, donde consiguió mantenerse más tiempo, o en Italia, país en el que llegó a resistir hasta la irrupción del estilo Imperio.

Salón de baile del Palacio de Catalina
Estucos y espejo rococó en el palacio de Ludwigsburg
Palacio Solitude ( Stuttgart )
La basílica de Ottobeuren ( Baviera )
Palacio de Sanssouci
Palacio de Schönbrunn
El palacio de Stupinigi