El alcance físico del llamado Centro Histórico está dado fundamentalmente por la plaza fundacional y sus manzanas aledañas.
La planta baja consta de dos pequeños cuerpos laterales que se adosan a sus correspondientes medianeras, y de un gran cuerpo central, en el cual se abren las distintas dependencias hacia un patio posterior.
Dos escaleras de mármol, ubicadas en los ángulos conducen a la planta alta; donde se destaca el Salón Blanco.
Posee una fachada simétrica, con su eje central siempre jerarquizado, reminiscencias borbónicas que en Francia tuvieron gran trascendencia en los siglos XVI y XVII.
Sin embargo, algunos problemas con la casa contratada, la guerra de 1914-1918 y las huelgas ferroviarias, provocaron una demora de 12 meses para su llegada a la ciudad con el correspondiente atraso general que esto implica a la obra.
Luego de aprobarse los planos definitivos y los presupuestos presentados, se inició la construcción.
Esta solución no sólo le permite señalar las distintas funciones dentro del planteo general, sino también destacar el edificio dentro de su entorno.
Exteriormente, conforme con los cánones académicos, presenta la clásica división tripartita de basamento, desarrollo y coronamiento.
No menos importante es la gran puerta que cubre toda la altura de los dos pisos principales, con sus entrepaños ornamentados, su reloj y finalmente las aberturas del acceso.
Al año siguiente un violento huracán la derribó, y por iniciativa de los vecinos fue levantada nuevamente.
Esta nueva iglesia sirvió al culto hasta 1895, donde se volvió a ver que el estado y las dimensiones no eran las apropiadas para el crecimiento urbano que se estaba produciendo.
Luis Prepani, en principio no se cumple el proyecto original ya que este preveía una larga nave central y dos laterales de gran amplitud pero solo se construye una sola nave reducida a la mitad del largo previsto, y disminuyéndose la altura de la bóveda para mantener su proporción y su estética interior.
La fachada se compone de un cuerpo central y dos laterales, estos últimos conformados por las torres.
Es bastante notable que se haya optado por un frente tan compacto, dejándose sin tratamiento las medianeras, ignorándose a los otros dos edificios vecinos y no buscando integrarse con ellos, ni siquiera en la fachada.
Trabajos recientes han quitado mucha ornamentación del edificio y quizá en esta parte alta es donde se hace más notorio.
Aunque el terreno era amplio no se pensó en dejar libres sus lados, sino que se apoyó su construcción en ambas medianeras, pero haciendo que sus cornisas formaran ángulos hacia cada lado dándole un acabado perfil.
Mientras que funcionalmente se iban incorporando novedades técnicas y organizativas, en la faz edilicia debieron hacerse adecuaciones, ya fuera en el interior -cada vez más comprometido- ya fuera en el exterior.
Prontamente se habían incorporado dos farolas de brazos a los lados del acceso central.
Un tiempo después un gran cartel luminoso con el nombre del periódico se colocaba a los pies de la Minerva.
Estos edificios daban cuenta al visitante del valor que tenían para los habitantes de un lugar.
El proyecto estuvo a cargo de los arquitectos suizos Jacques Dunant y Gastón Mallet.
[3] Se construyó e inauguró en 1886, para el negocio de lanas y otros productos del comerciante Bartolomé Marcelino Tellarini.
Sin embargo, no fue hasta finales de la década del 60 que sería abierto por completo.
Su construcción fue dirigida por el arquitecto Manuel Mayor Mendez, quien tambien fue autor del edificio de rectorado en Colon 80.