La arquitectura de la ciudad de Maracaibo (Venezuela) tiene una historia rica y variada, en la cual se desarrollaron estilos propios, sobre todo en las viviendas populares y edificios públicos.
[1] En la ciudad se pueden observar algunas muestras importantes de la arquitectura colonial.
[6] El desarrollo de dos grandes unidades residenciales (El Empedrao y El Saladillo) con un marcado estilo autóctono dio un carácter pintoresco a la ciudad a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Este afán reformador, impulsado en gran parte por el ejecutivo regional, se debió en parte a la necesidad de adecuar y modernizar los espacios públicos como el teatro y el mercado municipal, pero también al interés político de invertir los recursos de la bonanza petrolera en obras emblemáticas.
[9] Paralelo al impulso del sector público, también se desarrolló una gran inversión privada, auspiciada por las antiguas casas comerciales y las florecientes empresas petroleras.
A medida que avanza el siglo XX el centro económico de la ciudad se desplaza del centro portuario hacia las periferias administrativas e industriales.
En 1928 el gobierno regional decide demoler el antiguo Teatro Municipal (construido en 1883), y solicita al ingeniero de origen alemán Heinrich Eichner el diseño de un proyecto monumental para el nuevo teatro.
La decoración interna, inspirada en elementos de Art déco, quedó a cargo del pintor maracaibero Antonio Angulo.
En un espacio de unas 18 cuadras o manzanas se integraban conjuntos residenciales y edificios administrativos.