[2] Al comienzo de la guerra del Peloponeso los argivos anfiloquios eran vistos como un pueblo bárbaro y sólo una parte estaba helenizado.
Se establecieron allí algunos colonos de Ambracia que fueron admitidos en la ciudad, pero los ambraciotas expulsaron a los habitantes originales y dominaron la ciudad y su territorio; entonces los expulsados se pusieron bajo la protección de los acarnianos y ambos pueblos pidieron ayuda a Atenas que envió una fuerza militar dirigida por Formión, que ocupó Argos y vendió a los ambraciotas como esclavos, y devolvió la ciudad a los anfiloquios hacia el 432 a. C.[1] En el 430 a. C., los ambraciotas volvieron a atacar la ciudad, pero fueron rechazados después de asolar el territorio.
[4] Demóstenes, después de su victoria, marchó contra los ambraciotas y la batalla se libró en el paso de la pequeña Idomene (la gran Diomene era la parte sur del paso y la pequeña la parte norte), donde los ambraciotas se habían concentrado, cuando Demóstenes atacó de noche mientras el enemigo dormía y obtuvo una nueva victoria.
Ambracia quedó sin posibilidad de respuesta por falta de soldados, pero Demóstenes no la atacó, y Acarnania no quiso ocupar el territorio por miedo a que los atenienses fueran aún peores vecinos.
[5] La ciudad permaneció independiente y hacia el 320 a. C. cayó en manos de los etolios junto con toda Ambracia.