El arco ya existía en el siglo II, aunque durante la época Severa, entre los años 205 y 209, fue revestido con placas de mármol.
El arco está constituido por cuatro imponentes pilastras que sostienen un techo en forma de cúpula.
Cada una de las cuatro fachadas externas de las pilastras tienen a sus lados dos columnas corintias, entre las cuales hay diversas decoraciones escultóricas en relieve que representan las sólidas virtudes de la dinastía Severa y las grandes empresas que realizaron en su época.
Bajo las columnas se sitúan dos paneles que reproducen con detalle procesiones triunfales, ritos expiatorios y al propio Septimio Severo que sujeta la mano de su hijo Caracalla.
La obra actual es una reconstrucción parcialmente fiel del antiguo monumento, en cuya recuperación están trabajando todavía los arqueólogos.