El arado-rastra realiza una labor más superficial que el arado de discos, no enterrado la vegetación o rastrojo, sino dejándolos mezclados con la tierra.
Se usa en suelos livianos, arenosos, donde con una sola pasada la tierra queda en condiciones de ser sembrada.
[2] Entre las ventajas del arado de disco se destaca que los discos son autoafilantes, a diferencia el arado de reja y vertedera que requiere desmontar y afilar periódicamente las rejas.
Cada eje lleva un número de ruedas, por lo que la herramienta tiene siete u ocho en total.
Con el movimiento de sus ruedas remueve la tierra y hunde el abono verde.