Aquilino García Deán

Cuando se jubiló en 1944 legó todo su trabajo al Archivo Municipal de Pamplona.

Sus placas certifican, con enorme exactitud, las diversas transformaciones morfológicas que experimentaba la ciudad.

En general los fotógrafos aficionados en Navarra no se han caracterizado por su preciosismo técnico.

Pero fue fiel al formato durante toda su vida, no cayó en la tentación de reducirlo, cosa que pudo haber hecho ya en el siglo XX.

[6]​[7]​La donación de su trabajo al archivo municipal cimentó las bases del fondo fotográfico (la Fototeca) que se ha visto ampliada con aportaciones posteriores de otros fotógrafos como F. Veramendi, Julio Cia, José Galle, Zubieta y Retegui, José Joaquín Arazuri, etc.[8]​