Apicectomía

La apicectomía está indicada en dientes con procesos periapicales, siempre que se den las siguientes circunstancias : Antes de proceder a la realización de la apicectomía es conveniente realizar un examen radiográfico preoperatorio.

La anestesia tiene que reunir dos condiciones: debe ser anestesia y ha de dar suficiente anemia del campo operatorio como para poder realizar una operación en blanco; esto se consigue usando soluciones anestésicas con adrenalina.

Si el hueso no está perforado es menester ubicar el ápice radicular, en cuyas vecindades se ha de iniciar la ostectomía.

Algunos autores mencionan unos aparatos llamados localizadores que también sirven para determinar el lugar de ubicación del ápice.

Antes del raspaje se ha de hacer la sección radicular periapical porque la raíz dificulta estas maniobras.

El hueso de nueva formación lo englobará y cuanta más raíz queda, mayor fijación debe tener el diente apicectomizado.

Si se procede a su utilización, es menester sostener el diente entre dos dedos para evitar la fractura o el movimiento exagerado del mismo.

Seccionada la raíz y con el ápice en nuestras manos para asegurarnos de que lo hemos seccionado total y perfectamente, debemos dedicarnos a observar el muñón radicular, que nunca debe actuar como un cuerpo irritante, por tanto, es necesario pulirlo y biselar las aristas con cinceles o con fresas redondas.

Con pequeños movimientos vamos a elevar de la cavidad ósea el tejido enfermo.

Para estas zonas si utilizaremos cucharillas pequeñas, que maniobraremos con movimientos enérgicos, para eliminar los trozos de tejidos patológicos.

Los puntos se retirarán al cuarto o quinto día quedando, por lo general, una cicatrización perfecta.