En la base de Kure recibió nuevos tubos lanzatorpedos y artillería antiaérea.
Su puente fue reconstruido y su casco ensanchado, volviendo al servicio activo en octubre de 1940.
Tras la caída de Wake, el Aoba participó en los múltiples desembarcos japoneses en las Islas Salomón y Nueva Guinea.
Problemas irreparables en sus máquinas limitan su velocidad a tan sólo 25 nudos.
Nuevos ataques el 28 de julio incendiaron los restos y arrancaron la popa.