Se casó con María Antonio Herrera y la Concha, con quien no tuvo descendencia.
Se ganó renombre como jurisconsulto, lo que le permitió acceder a cargos de gran relieve de la magistratura y el gobierno.
Ese año, el rey Carlos II le concedió el título de marqués de la Paranza, pequeño coto entre Siero y Langreo, perteneciente a su familia.
Su casa en Langreo se conserva parcialmente, aunque muy alterada por diferentes reformas.
Fue consejero de Castilla hasta 1709, cuando entraron en Madrid las tropas del Archiduque Carlos.