Antonio Rodríguez de León

Miembro del Partido radical, llegó a ejercer de gobernador civil en varias provincias.

Durante ocho meses se distinguió en la lucha contra el paro obrero, pero tuvo que abandonar su cargo al dimitir su amigo Diego Martínez Barrio.

Se reincorporó entonces a la redacción madrileña de El Sol, tras ser homenajeado por la población manchega.

Aunque algunos comentarios le atribuyen una posición ambigua frente a los republicanos y los sublevados, él se limitó a cumplir las órdenes que llegaban desde el gobierno de la nación para no proporcionar armas a la población,[1]​ de esa manera no aceptó en ningún momento las propuestas de los diputados que le presionaban en la sede del gobierno civil para que lo hiciera.

No fue detenido por los insurrectos como las demás personalidades, quedando retenido aquella misma tarde junto a su familia en el Hotel Simón, desde donde se lo llevaron en dos ocasiones a la cárcel, la primera por sospechas de haber hablado con el gobierno de Madrid, para acabar pasando en total ocho días arrestado.