Combatió en la guerra con Portugal, la denominada guerra Fantástica, consiguiendo el generalato, tras lo que se dedicó a estudiar la organización militar prusiana, capacitación que le valió ser enviado por Carlos III a reorganizar el dispositivo militar de la Nueva España.Pero la Inquisición no cejó contra él y hubo de dejarlo, recibiendo modesto destino al frente del ejército en Guipúzcoa.Su rival, Dagobert, no pudo con él, a pesar de que Ricardos, falto de apoyos, hubo de retirarse con 20 000 hombres y 106 piezas artilleras, acosado a poca distancia, sin perder hombres ni equipo y aguantando casi un mes en sus atrincheramientos —tres ataques generales y once combates— sin ceder posiciones ni piezas.Aún pudo vencer a los ejércitos de la Convención republicana en Aspres, tomando Port-Vendres, Santelme y Colliure, dominando, así, toda la costa rosellonesa.Perteneció a la colección de Godoy y actualmente se conserva en el Museo del Prado.