Durante la invasión napoleónica se enroló en el ejército para luchar contra los franceses.
Este último había sido compañero suyo en el Colegio Naval Militar y sería su cuñado ya que se casó con su hermana María del Carmen Quiroga y Hermida.
En 1818 había sido destinado con su unidad al Ejército expedicionario destinado a ultramar, que por entonces se reunía en las inmediaciones de Cádiz.
Tras el triunfo absolutista se exilió en Londres donde permaneció hasta 1834.
Representó también a Galicia en las Cortes de las que fue vicepresidente.