[6] Aunque radicado en Cuenca no perdió el contacto con la Corte, donde fue una figura respetada tanto por ascendiente familiar como por su propio prestigio intelectual.
[3] Según Godoy, que en sus Memorias calificó a Palafox de sabio y ejemplarísimo, la denuncia habría sido inducida por el reaccionario ministro de Gracia y Justicia Juan Antonio Caballero para atacar a Jovellanos, muy relacionado con los miembros de la tertulia y en particular con el obispo de Salamanca Antonio Tavira, quien compartía con Palafox el ideario reformista.
Solo tres días después adoptó la primera medida en relación con el caso de la beata de Villar del Águila, encomendando a su provisor y vicario general Juan Antonio Monasterio que «procediera en justicia a averiguar la virtud de los hechos que se le habían referido por personas fidedignas»,[8] adelantándose a la actuación inquisitorial en un suceso que tenía revuelta a buena parte de la diócesis.
[10] En su breve episcopado Palafox publicó dos cartas pastorales en las que abordaba la instrucción y moralidad del clero.
[11] El espíritu jansenista y la condena del laxismo del que se acusaba a los jesuitas tuvo su reflejo en las muy exigentes disposiciones en materia de moral a las que debía sujetarse el clero.