La primera cuestionaba el establecimiento del mayorazgo y exigía una parte de la herencia, mientras que el segundo defendía su derecho a poseer toda la hacienda.
El Consejo respaldó a Francisco Javier y lo reconoció como único poseedor de la propiedad.
Debido a su riqueza y extensión, la hacienda fue descrita por el historiador Francisco Chevalier como «un verdadero principado en pequeño».
[5] El marquesado fue heredado por José María Rincón Gallardo en 1816, quien dedicó los recursos de la hacienda a combatir a la insurgencia regional que buscaba la independencia de México, hasta que decidió apoyar a Agustín de Iturbide y respaldar la formación del Primer Imperio Mexicano.
[5] En 1862, José María Rincón Gallardo decidió dividir la hacienda entre sus doce hijos, así como vender algunos ranchos a las familias que habían trabajado la tierra durante generaciones.