Las antiburbujas son un fenómeno común pero muy poco reconocido, en parte por su aspecto parecido al de las burbujas de aire y en parte también debido a su naturaleza efímera.
Al contrario que las burbujas de jabón, con aire dentro y fuera de ellas, que tienden a hundirse progresivamente hacia el fondo del recipiente; las antiburbujas tienen capacidad para flotar positiva y por tanto tienden a elevarse hacia la superficie del líquido.
Las antiburbujas suelen estallar cuando alcanzan el fondo o los bordes del recipiente en el que se encuentra el líquido.
Eso se puede prevenir fácilmente echando unas pocas cucharadas de azúcar en el agua jabonosa y dejando unos minutos para que se disuelvan, sin remover la mezcla.
Fortaleciendo el polímero con luz ultravioleta se formaría una cápsula de droga.