Anthony Pym

[23]​ Ha mostrado interés por el concepto de inculturación, a través del cual ve la traducción como una de las formas en que las culturas minoritarias son absorbidas por sistemas culturales más amplios, los cuales se pueden modificar.Según él, esto condujo a que generaciones más jóvenes tomaran el rol de traductores para comunicar el mensaje en inglés hacia sus familiares en otras lenguas, ya que sólo así la información era más confiable para aquellos que no hablaban inglés.[31]​ El lingüista francés Henri Meschonnic (2011) realizó  una crítica a la  "ética del traductor" de Pym.Para este sus propuestas en el libro Pour une éthique du Traducteur, lejos de ser una ética para el proceso traductor, constituyen una especie de moral social.La «ética» inglesa abarca tanto la deontología (normas que rigen las relaciones comerciales con los clientes, promovidas por las asociaciones profesionales de traductores) como la ética (cuestiones filosóficas sobre cómo «yo» debo relacionarme con el otro a través del método de traducción, generalmente debatidas en relación con la traducción literaria).En este sentido, consideraba a la obra de A. Pym como una lucha por la rehabilitación y la dignidad del traductor.Además de que debido a los minuciosos análisis dedicados a la relación entre el traductor y su cliente, se podría deducir que el principio mayor de esa deontología no es otro que, por ambas partes, el principio de la máxima rentabilidad.[9]​ En su libro Ethos, ethics and translation: Toward a community of destinies,[34]​Pym hizo llamados para el retorno de la deontología y la instauración de directrices o códigos reales por parte de asociaciones profesionales que apoyaran la “alteridad altruista” frente a las demandas y restricciones sociales, culturales e institucionales.Ella enfatizó la importancia de considerar las circunstancias y los contextos sociales, culturales e institucionales.Sugirió que una ética deontológica estricta podría ser insuficiente o inapropiada en algunos casos.