Ante la ley

El hombre no intenta hacer daño al guardián para acceder a la ley, sino que espera hasta la muerte.

El sacerdote revela que es un empleado del tribunal, y le cuenta a K el relato —«Ante la ley»—, aclarando previamente que son «los primeros párrafos [introductorios] a la Ley».

Nadie puede entrar a la ley, porque está totalmente abierta; estamos fuera de ella.

El guardián nunca le pegó, torturó ni amenazó con matarlo si entraba.

La relación con la ley como la sugiere Kafka es aquello que a la vez nos incluye y nos excluye.

Nos excluye, porque no hemos podido entrar nunca; y nos incluye tanto que solo estaba destinada para nosotros.

Derrida incorpora en su lectura la idea del imperativo categórico de Immanuel Kant, así como el psicoanálisis freudiano.