Algunos autores clasifican los ejemplares de los Pirineos y la cordillera Cantábrica como una especie aparte: el rebeco pirenaico (Rupicapra pyrenaica).
Se observa una banda de pelaje negro desde la boca a los ojos.
El dorso, las patas y la parte posterior del cuello se vuelve pardo oscuro o grisáceo.
El rostro, parte delantera del cuello, pies, vientre y glúteos son blancos.
Otros peligros que acechan a los rebecos son los aludes, hasta el punto de que no es raro encontrar rebaños enteros muertos por su causa en la época de deshielo.
Esta alcanza la madurez sexual entre los 2 y los 4 años, madurando antes las hembras que los machos.