Tras estallar la Guerra Civil, combatió en el bando republicano y tras la derrota, regresó a México donde vivió exiliado.
Prestó atención a la sociedad comunal existente históricamente en Castilla, que se manifestó en las Comunidades de Villa y Tierra.
Sin embargo, durante la Transición española criticó duramente el proceso autonómico por considerar que en algunos casos (como el de Castilla y León) no existía fundamento histórico.
Por eso mismo apoyó las reivindicaciones de la asociación cultural Comunidad Castellana, basada en su propia concepción de Castilla, y a la Junta pro Burgos cabeza de Castilla, una asociación regionalista burgalesa encabezada por el abogado y exprocurador en las Cortes franquistas José María Codón que pedía la autonomía para Castilla la Vieja.
Ignacio Carral, discípulo de Luis Carretero Nieva, padre de Anselmo Carretero y su predecesor, admitió en 1931 que "si por propia voluntad León y Castilla -que tantas veces cruzaron su historia, quisieran unirse, unidas deberían presentarse ante España en una sola personalidad regional (...)".