Comúnmente se considera en la mitología popular de Sudamérica que alguien muerto en forma violenta necesita un templete para acoger su "alma" (ánima) en el lugar que la dejó (punto del accidente o muerte trágica), sin embargo se puede dar que una vez que sea enterrado sea su sepultura donde sus deudos comienzan a pedir favores y poner placas de agradecimientos.
Los cementerios tienen para ciertas personas un efecto especial que les lleva a pedir favores en ciertas tumbas o estatuas y luego a llevar placas de agradecimiento que incrementan la devoción.
En el Cementerio General de Santiago de Chile existen varias animitas pero llama la atención la de José Manuel Balmaceda que si bien ni siquiera era católico y se suicidó al ser derrotado bélica y políticamente parece no importarle a los jóvenes estudiantes santiaguinos que le piden ayuda en los exámenes o con sus amores.
Otra animita famosa ahí mismo es "La novia" supuestamente una dama que murió en el altar en plena ceremonia y fue sepultada con su vestido, su tumba se caracteriza porque los estudiantes le dejan sus corbatas.
Un dato interesante es que en el propio Cementerio General de Chile existen dos estatuas de Cristo crucificado llamadas "Cristo rico" y "Cristo pobre", por el sector en que se encuentran, sin embargo ambas se encuentran transformadas en verdaderas "animitas" milagrosas y con muchas placas que atestiguan su poder.