El jefe indígena insultó al gobernador, tratándolo de «bellaco gobernador, tú eres un perro y bellaco ladrón y como perro bellaco me lo tengo que comer ahora en pago de los males que ha hecho a mí y a los míos.
Dele que yo me lo comeré a él ahora como conejo o venado, y que cuando su Rey envíe acá otros españoles, también habrá manos y dientes para ellos», según palabras de fray Pedro Simón, citado por Roberto Cadavid Misas en su Historia de Antioquia, quien finaliza diciendo: «Al punto arremetieron cuatro y, desnudándolo, le cortaron la cabeza y se bebían la sangre a cual más podía, como perros en el matadero.
Hiciéronlo en un punto cuartos y le comieron los hígados allí luego, sin llegarlos al fuego, repartieron la carne entre los más principales».
Los indígenas cortaron las cabezas de los españoles y las exhibieron en palos durante un buen tiempo como escarmiento.
No obstante, poco después el gobernador Gaspar de Rodas tomaría represalias y acabaría con los indígenas.