Andrés Buforn

Pero sin lugar a dudas, lo que mejor aprendió fue a memorizar el mar Mediterráneo, a distinguir la luz del sol y su influencia en el color del agua de la mar, la situación de las nubes y el viento, las estrellas y la luna marinera, con todos sus reflejos.

En los años 90 del siglo XIX entró en la Academia de Bellas Artes de Lorenzo Casanova Ruiz, perteneció a la segunda hornada de alumnos que tuvo el genial pintor, y allí tuvo por compañero a Adelardo Parrilla, a Manuel Harmsen o a Lorenzo Aguirre.

Los universales valencianos Joaquín Sorolla y Ignacio Pinazo fueron las estrellas, y pudo ser esta la famosa ocasión en la que el maestro Sorolla le recomendó que se especializara en pintar marinas.

Venía a Alicante con frecuencia, donde tenía alquilada una habitación en el antiguo balneario “La Alianza” en la Playa del Postiguet.

Pintaba “marinas”, puertos, acantilados, faros…, cualquier paisaje en el que dominara la mar.