[2] Pasó su adolescencia en Barcelona y muy joven, casada y sin haber cumplido los 18 años, se marchó a París, atraída por las ensoñaciones que inspiraba la capital francesa, iniciando una próspera carrera dentro de la alta costura.
Coco la demandó, perdió el juicio y la indemnizó aunque eso no impidió que «sigamos todavía muy buenas amigas; ella viene a verme cada verano que se llega por estas costas malagueñas de Marbella y recordamos los viejos tiempos triunfales como si fuéramos generales en excedencia».
[3] Fama de excéntrica Jeanne Paquin la contrató para dirigir la casa que abrió en Buenos Aires.
Gracias a sus contactos personales, su clientela la formaba lo más relevante de la sociedad nacional, desde doña Carmen Polo a destacados intelectuales de la época como Marañón y Manuel Machado.
No sabía coser, pero sus sombreros alcanzaron fama internacional; se confesaba iletrada, pero alternaba en los círculos intelectuales y redactaba reseñas de moda para el 'Sol de España' mientras tomaba el aperitivo en la terraza del Salduba y proseguía con su fuertes convicciones religiosas.
Pionera igualmente en la defensa del Patrimonio, en su introducción a la Guía histórico turística de Marbella del doctor Maíz Viñals declara su amor hacia esta ciudad, «un milagro es todo en este rincón de España: Marbella».
Un marco vanguardista en el que atendió a sus clientas y pudo deleitarse viéndola diseñar sus sombreros, «los grandes señores de Marbella».
Según sus memorias __aún recuerda el día que traspasó sus puertas Audrey Hepburn, y compró cuatro pamelas__.
Una mujer poco valorada, porque mucha gente tiene calle sin merecerlo, excepto ella, que tanto dio por este pueblo, piensan quienes la trataron.