Era hija del conde Conrad von Reventlow, un hombre muy cercano al rey Federico IV que había servido como canciller de Dinamarca entre 1699 y 1708.
Su boda levantó un gran escándalo en Dinamarca, porque la nueva reina no se emparentaba con ninguna realeza europea, algo opuesto a la costumbre de la época.
No se sabe si la reina tuvo algún poder político, pero varios de sus parientes, conocidos popularmente como "la pandilla Reventlow", alcanzaron bastante influencia en el gobierno.
Tras la muerte de Federico IV en 1730, Ana Sofía se retiró a su finca familiar en Clausholm, en Jutlandia.
Ana Sofía no volvió a entablar relación con la corte, aunque conservó su título de reina y recibió una modesta pensión.