Gallo era comandante de las compañías que se habían expedido a Santa Marta pero supuestamente por motivos de salud no había podido marchar con ellas.
Tras sumar 300 hombres para la artillería en Tenerife, Canarias, la expedición arribó a Montevideo el 23 de agosto efectuándose el desembarco bajo el fuego lejano e ineficaz de las baterías sitiadoras.
El 5 de diciembre huyeron un sargento y un ayudante y ello determinó un nuevo sorteo para el presidio de la ciudad de Buenos Aires, el que recayó en Ambrosio del Gallo y el mayor Mariano Almanza, situación que Gallo aprovechó para huir.
Ese año el gobierno español dispuso repartir una cantidad de dinero, 2000 pesos, entre treinta oficiales y empleados civiles españoles que se hallaban aún en esa ciudad.
A fines de ese año o comienzos del siguiente volvió al servicio.