San Amaro es un peregrino que ha sido tradicionalmente venerado como santo en la Iglesia católica, si bien la última edición del Martirologio (2004) omite su nombre por considerarlo un personaje legendario.
[1] Su vida queda enlazada con la ciudad española de Burgos, donde está enterrado en la ermita que lleva su nombre.
El undécimo cuadro representa la noche de su fallecimiento, cuando se vio en el Hospital un "maravilloso" incendio, sin llamas, anunciando su muerte y cuando las campanas sonaron solas.
Al fallecer San Amaro, se decide darle sepultura allí y numerosos devotos empiezan a venerar su tumba.
La campana es un esquilín de bronce con yugo metálico que lleva la inscripción SANCTE AMARE ORA PRONOBIS AÑO 1684.