Comenzó jugando en el Goytacaz, de donde fue fichado por el Flamengo, donde no destacaría y sería traspasado al Botafogo, donde si brilló lo suficiente para ser convocado con la selección para ir a jugar al Mundial de Chile de 1962.
A este campeonato iba como suplente de Pelé, lo que le dejaba mínimas oportunidades para jugar.
Pero en un entrenamiento Pelé recayó de una lesión muscular que se había producido en el encuentro ante Checoslovaquia y acabó por no jugar más en ese torneo, lo que le dio la oportunidad al joven Amarildo.
Su debut frente a España no pudo ser más afortunado pues con sus dos goles remonta el partido que acaba 2-1 y da la clasificación a Brasil para la siguiente fase.
Tras ello regresa a Brasil para retirarse en el Vasco de Gama.