Si esto fuese cierto, la palabra “Amagá” significaría algo parecido a la mezcla de los vocablos catíos “ama” (sardina) y “ká” (parecido a), los cuales al fusionarse significarían “parecido a la sardina” y, entonces, la mezcla de ambas palabras resultaría en “amaká”, que con el tiempo se habría convertido en “Amagá”.
Pero otra versión asegura que “Amagá” es un término nacido de la antigua palabra “Omogá”, tal como se denominaba un caserío circundante de los indígenas Nutabes, etnia que también poblaba la región.
Este caserío “Omogá”, durante la conquista, fue denominado por los españoles “Valle de las Peras”.
El territorio de Amagá estuvo habitado originalmente por los indígenas Omogaes y Sinifanáes.
Los españoles denominaron esta comarca con el mote de Pueblo de las Peras, pues fue allí donde los ibéricos conocieron el aguacate, el cual se les parecía a las peras que ya conocían en España.
Descuajaron los montes y construyeron haciendas al tiempo que fundaron muchísimos caseríos.