Al llegar la época cálida de la primavera y el verano, en noviembre y diciembre, la nieve que se había acumulado se derritió de manera rápida, volcándose sobre el lago, ubicado en el límite entre esa provincia y ese territorio nacional, que provocó un aumento en el nivel de profundidad, que rondaba aproximadamente en los 95 metros antes del colapso.
Frente a la junta del arroyo Guara-Có, los cultivos tenían cierta extensión, pero desaparecieron todos.
La comisaría desapareció, y donde había un campo fértil, no quedó nada.
Lo mismo pasó con la comisaría del lado neuquino, donde la mayor parte de los potreros, alamedas y casas desaparecieron.
En ambos lados del río Colorado había caminos que quedaron inutilizados, y en el paso de Las Bardas, las estancias fueron arrasadas.