Alotrasplante
Alexis Carrel empezó a trasplantar órganos animales con su técnica de disección cuidadosa y la sutura exacta de las capas vasculares, con esto obtuvo el premio Nobel en 1912 y observó que el alotrasplante funcionaba por cierto tiempo, sin embargo había un proceso biológico que ocasionaba el rechazo.[3][6] En 1997 se celebraron 40 años de los trasplantes en América Latina, de los cuales los primeros fueron realizados en Brasil y Argentina, rápidamente se hicieron trasplantes también en México, Colombia, Puerto Rico, Chile, Venezuela y Uruguay, sin embargo hasta 1970 se realizaron los trasplantes ya más formales, es decir con personal entrenado contribuyendo en la solución de los problemas que tenían las personas de órganos con insuficiencia terminal.[1][9] Vía indirecta: el alo-HLA es reconocido por la célula presentadora de antígeno del receptor, lo capta, lo procesa y se lo presenta al linfocito T.[1][10][11] Existen diferentes tipos de rechazo al aloinjerto, el rechazo hiperagudo, agudo y crónico.[1][3] Rechazo hiperagudo es representado por oclusión trombótica de la vasculatura del alotrasplante, este empieza a unos minutos u horas después del trasplante debido a la existencia previa de anticuerpos contra el alotrasplante, es decir ya hay células de memoria en el receptor, esto ocurre generalmente en pacientes que ya han sido trasplantados previamente.[1] Rechazo agudo se caracteriza por hinchazón, dolor en el sitio del alotrasplante, también puede observarse incremento de la temperatura, en este rechazo hay una lesión vascular, donde intervienen linfocitos T y la activación del complemento por anticuerpos causando el reclutamiento de neutrófilos y macrófagos, este rechazo se genera una semana después del trasplante.[1] Al funcionar de forma normal el sistema inmune del receptor es casi seguro que habrá un rechazo del alotrasplante, por lo que después de la operación, se debe llevar un tratamiento inmunosupresor que evite una reacción por parte del sistema inmune del receptor hacia el aloinjerto, previniendo el rechazo, en este sentido se trata con corticoesteroides y se realiza una supresión adicional dependiendo del tipo de aloinjerto y compatibilidad tisular como la ciclosporina en el trasplante de corazón, sin embargo a concentraciones óptimas para una inmunosupresión conlleva a lesiones renales.