Alice Miller

Criticó vehementemente la teoría psicoanalítica de las pulsiones, debido a que, según su opinión, esta teoría otorgaba el marco para que las experiencias traumáticas de los niños fuesen interpretadas como fantasías infantiles, negando así la realidad del abuso y del maltrato infantil.

Sus primeros tres libros fueron resultado de una investigación sobre lo que sentía eran importantes puntos ciegos en dicho campo.

[4]​ Miller creyó que todos los casos de enfermedad mental, crimen y caer en sectas son ocasionados por traumas infantiles y un dolor interno no procesado con la ayuda de algún alma solidaria que ella llamó "testigo iniciado".

En su cosmovisión este modelo abarca todas las formas de abuso infantil, incluyendo aquellas comúnmente aceptadas como cachetes o nalgadas a los hijos, que ella llamó pedagogía negra (schwarze Pädagogik).

[6]​ Miller llamó al electroshock para tratar a la depresión "una campaña en contra de los recuerdos".

Para Miller eso sólo impide el camino a la recuperación: recordar y sentir el dolor de nuestra niñez.

[7]​[8]​ El común denominador en los escritos de Miller consiste en explicar por qué los seres humanos prefieren no conocer su propia victimización en la niñez.

Para Miller, el proceso pedagógico tradicional es manipulación, y resulta en que el adulto ya crecido acata las autoridades, incluso si son líderes tiránicos o dictadores como Hitler.

[11]​ Este libro es básicamente una psicobiografía de Nietzsche, Picasso, Käthe Kollwitz y Buster Keaton.

Su sistema filosófico está errado porque Nietzsche fue incapaz de hacer contacto emocional con el niño maltratado que llevaba dentro.

Aunque Nietzsche fue castigado severamente por un padre que enloqueció cuando aquel era un niño pequeño, Miller no aceptó la teoría genética de la locura.

[12]​ En este libro más personal, Miller confesó que ella misma fue maltratada en su infancia.

En algunas de sus pinturas Miller muestra a la bebé Alice empañada, algunas veces por una madre maligna.