Alfonso Letelier

Simultáneamente estudió Agronomía en la Universidad Católica de Chile, graduándose en 1934.

Su vida en el contexto campestre fue una permanente fuente de inspiración para su música.

Se enfocó principalmente en desarrollar la creación de música religiosa y coral, influenciándose del canto gregoriano y el canto modal en general, dándole particular importancia a la poesía y el texto como vehículos para la transmisión del mensaje musical, aunque nunca abandonó los formatos grandes como la orquesta sinfónica, en "Vida del campo", para piano y orquesta (1937),, el "Divertimento", los "Sonetos de la Muerte", esta vez con soprano solista o su obra póstuma, la Sinfonía "El Hombre ante la Ciencia", en la cual echa mano de una enorme masa orquestal, entre otras grandes composiciones.

Toda su abundante producción se mueve con versatilidad entre diversos estilos tanto tradicionales como modernos; el impresionista de gran riqueza tímbrica y orquestación colorida, como en "Aculeu" (1955); el estilo neoclásico, menos común y más cercano a la tradición clásico-romántica, como en "Divertimento" (1955); y el estilo contemporáneo, que incluye algunos procedimientos tales como el dodecafónico, como en "Preludios vegetales" (1967-1968), con ciertas libertades técnicas; y también las técnicas seriales como en "La alfombra de la vida" (1968), entre muchas otras.

Asimismo, colaboró en la creación de la Escuela Moderna de Música y Danza (1940), junto a René Amengual, Juan Orrego Salas y Elena Waiss.