En aquella tarde, Cadaval cortó los máximos trofeos (dos orejas y un rabo) del único novillo que le corrió en suerte, triunfando junto al resto de la terna.
La tarde no estuvo marcada por el triunfo debido al mal juego con las espadas sin embargo, la prensa destacó la sorpresa que levantó entre el público debido al "concepto vertical y relajado" de su tauromaquia.
En el cartel se anunciaban toros de la ganadería del Conde Mayalde y como compañeros de terna los novilleros Pablo Atienza y Antonio Catalán "Toñete", hijo del empresario Antonio Catalán.
[4] En una entrevista concedida al periódico Abc, Cadaval confesaba cómo el sueño de tomar alternativa se materializaba tan sólo habiendo toreado una novillada más que el mínimo reglamentario exido.
Lo torea con clasicismo y sosiego pero el toro, desde banderillas, está al borde de la caída.