La característica más llamativa de esta gema y que le da más valor es que tiene distinto color según le dé luz natural o artificial.
En la imagen de la derecha se puede observar una alejandrita de 26,75 quilates, verde bajo luz diurna (izquierda) y rojo púrpura bajo luz artificial incandescente (derecha).
La alejandrita fue descrita por primera vez por el mineralogista finlandés Nils Gustaf Nordenskiöld en 1842.
[1] El nombre honra al zar Alejandro II,[2] a quien Nordenskiöld había dedicado el descubrimiento el 17 de abril de 1834, aunque hasta 1842 no se nombró como alejandrita.
La alejandrita se extrae principalmente de yacimientos ubicados en Brasil, Tanzania, Birmania, Zimbabue, Sri Lanka, Rusia, Estados Unidos y México .