Alejandro de la Cruz fue un pintor neoclásico español, activo en la segunda mitad del siglo XVIII y discípulo de Anton Raphael Mengs.
[1] Nacido en Salamanca, se formó en Madrid con Mengs y, por su mediación, obtuvo en 1765 una pequeña pensión de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para proseguir sus estudios en Roma.
Los académicos no se mostraron siempre satisfechos con sus progresos ni con las obras que desde Roma enviaba al servicio de la Academia, lo que justificaba por hallarse ocupado en otras tareas, incluida la pintura al fresco de la bóveda del monasterio benedictino de Santa Escolástica en Subiaco, por lo que en 1773 le retiraron la pensión e incluso le denegaron una ayuda para su repatriación, a pesar de lo cual continuó algún tiempo más junto a Mengs en Roma.
[3] A la muerte del infante, en 1785, pasó a trabajar a las órdenes de Mariano Salvador Maella en la restauración de las pinturas de las colecciones reales, cargo del que dimitió tres años después, en respuesta a las quejas de Maella por sus frecuentes ausencias.
Como ayudante de Anton Raphael Mengs, en 1762 recorrió en su compañía el Palacio Real de Madrid y el del Buen Retiro para retirar de ellos los cuadros que mostraban «demasiada desnudez», según contó él mismo en una carta dirigida el 18 de agosto de 1795 a Bernardo de Iriarte, viceprotector de la Academia, en la que se interesaba por una Venus dormida de Tiziano, que era uno de los cuadros recogidos en aquella ocasión por el pintor y teórico alemán, quien lo había conservado en sus aposentos para evitar que fuese quemado, conforme a lo que había sido ordenado por Carlos III.