Entre quienes le avalaron se contaban militares, eclesiásticos, «camisas viejas» falangistas, el poeta Rafael Duyos e incluso el rector de la Universidad de Valencia, José María Zumalacárregui Prat.
[8] En su descargo, el acusado hizo ver que se le estaban imputando actuaciones de sus hermanos.
La Junta Dictaminadora Superior de la Depuración Docente así lo hizo constar: «Parece ser que ha pesado mucho el apellido al que habían dado triste nombradía las actuaciones en sentido subversivo de sus hermanos».
Sobre los temas y el sentido de su poesía escribió Eusebio García Luengo: «La ternura, la soledad, el amor, los hijos, el misterio del destino, Dios por último como referencia suprema.
Cada uno de sus transparentes poemas, de sus poemas terriblemente sencillos y atormentados, nos hablan de esas cosas obsesionantes con un lenguaje: el del hombre que a solas consigo y mirando a su alrededor, se hace las eternas interrogaciones que a todos los verdaderos poetas del mundo han desvelado».
[16] En sus últimos años trabajó en un libro de poemas titulado Ganando la alegría, que no llegó a publicar.