Es la edad en que Alejandra, inspirada en los versos mistralianos y en la obra del escritor que habitó la casa antes de su llegada, comienza a escribir con regularidad, especialmente en diarios de vida.
Entusiasmada por los invitados al encuentro, que tuvo como partícipes a escritores tan destacados como Juan Rulfo, José María Arguedas, Augusto Roa Bastos, entre otros, Alejandra consolida su vocación de escritora.
[4] Desde 1978 hasta 1987 participó en diversos talleres literarios: Miguel Arteche, Alfonso Calderón, José Donoso, Eduardo Gudiño Kieffer y Pía Barros.
Ese año, invitada por la escritora Pía Barros, participa en la organización, y en una mesa redonda sobre narrativa de mujeres en Chile, del I Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericano,[6] desarrollado en Santiago.
En 1988 inicia su propio taller literario, La Trastienda, impartiendo la enseñanza en los géneros de Poesía y Cuento, el cual continúa hasta hoy.
En 1991 participa en la organización del Congreso “Juntémonos en Chile” iniciativa de la SECH, donde trabaja en el evento junto al escritor Jaime Valdivieso, seleccionando a los poetas y narradores que forman parte del libro antológico que representa a los escritores chilenos.
Sobre esta obra, el académico y poeta Andrés Morales escribió: “Este es, quizás, el libro más “metapoético” de la autora.