Su padre falleció cuando tenía diez años, lo que determinó para Ghiraldo una educación fragmentaria y una prematura disposición laboral.
Por entonces trabajaba en la revista literaria La Quincena y conoció a Rubén Darío, con una influencia determinante.
A finales del siglo XIX editaba poesías, cuentos y artículos periodísticos, así como el semanario literario El Sol.
Se compromete, como militante e intelectual a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA).
El idealismo que Ghiraldo hereda del decadentismo, forma en el escritor la percepción de la praxis anarquista como combate moral contra la sociedad mercantil.