En Quebec vivirá clandestinamente durante dos años, hasta que le extraditan.
Tras su forzada vuelta, y con tal de estar fuera del ambiente familiar, ingresa voluntariamente con 16 años en los Bérets Verts (Boinas Verdes).
Conserva una excelente forma física heredada de sus andanzas.
Entre ellos conoce al que sería su gran maestro: Gilles Delamarre, el más célebre especialista francés de los sesenta, cuyo deceso tuvo lugar en 1966 durante un rodaje.
Con Delamarre no sólo da sus primeros pasos como cascadeur, sino que también aprende algo muy importante: pasar el casco por el público después de cada acrobacia automovilística para sacar unas monedas que le permitan ir sobreviviendo.