Domingo Badía

[1]​ En 1808, tras haber tenido una conversación con Carlos IV y animado por el rey destronado, el 10 de mayo se presentó a Napoleón Bonaparte para ofrecerle sus servicios.

En 1818, tras cambiar su antiguo nombre por el de Ĥãŷŷ 'Ali Abu 'Uțmãn se dirigió a Damasco.

Hombre de una amplia cultura, dejó escrita la narración de sus viajes mencionada más arriba, con magníficos dibujos y traducida como Viajes en Marruecos, Trípoli, Chipre, Arabia, Siria y Turquía, en la que, junto con descripciones pormenorizadas de las ciudades que visitó, plasmó sus observaciones sobre geografía, botánica, zoología, entomología, geología y meteorología.

El primer europeo, no musulmán, que entró en La Meca fue el italiano Ludovico de Verthema en 1503, y unos pocos años más tarde entraría en ese sagrado lugar el portugués Pedro da Covilhã.

Lo admiraron, aunque con ciertas reticencias, Richard Francis Burton, quien realizó una proeza semejante, y Alexander von Humboldt.

Una calle de Barcelona ha sido nombrada en su memoria, en catalán Carrer d'Alí Bei.

Domingo Badía y Leblich, hacia 1798. Fisionotrazo y aguatinta. Biblioteca Nacional de España