En el ejército conoció y trabó amistad con Juan Álvarez Mendizábal, lo que fue determinante en su posterior carrera política.
Participó en la Sociedad Patriótica de Sevilla y se unió a al movimiento liberal contra Fernando VII.
Con la caída de los liberales en 1823 se exilió en el Reino Unido y estuvo en Francia, tiempo en el que fue sometido a juicio en rebeldía en Sevilla y condenado a muerte en 1826.
Después, durante la minoría de edad de Isabel II fue cónsul de España en Bayona (1836), llevando a cabo acciones diplomáticas encaminadas a evitar el aprovisionamiento de los carlistas en suelo francés durante la guerra por la sucesión del trono español.
Fue diputado por la provincia de Navarra en 1841 y 1843, director general de Aduanas (1841-1843), siendo nombrado senador vitalicio por Isabel II en 1847.