Agujero blanco

Agujero blanco es un término propuesto para definir una solución a las ecuaciones del campo gravitatorio de Einstein, cuya existencia se cree imposible, debido a las condiciones tan especiales que requiere.

Se trata de una región finita del espacio-tiempo, visible como objeto celeste con una densidad tal que deforma el espacio, pero que, a diferencia del agujero negro, deja escapar materia y energía en lugar de absorberla.

Aquí, "máximamente extendido" se refiere a la idea de que el espacio-tiempo no debería tener "bordes": para cualquier trayectoria posible de una partícula en caída libre (siguiendo una geodésica) en el espacio-tiempo, debería ser posible continuar este camino arbitrariamente lejos en el futuro de la partícula, a menos que la trayectoria golpee una singularidad gravitacional como la que se encuentra en el centro del interior del agujero negro.

La región interior del agujero también puede pasar al observador en cualquier momento.

Cuando la materia estelar que cae se agrega a un diagrama de la historia de un agujero negro, se elimina la parte del diagrama correspondiente a la región interior del agujero blanco.

Esta configuración no es estática: partimos de un cuerpo masivo y extendido que se contrae para formar un agujero negro.

Para poder existir, un agujero blanco debe surgir de un proceso físico que conduzca a su formación o estar presente desde la creación del universo.

Ninguna de estas soluciones parece satisfactoria: no se conoce ningún proceso astrofísico que pueda conducir a la formación de tal configuración, e imponerla desde la creación del universo equivale a asumir un conjunto muy específico de condiciones iniciales que no tienen ninguna motivación concreta.

Según la relatividad general, el colapso gravitacional de una masa suficientemente compacta forma un agujero negro singular.

Sin embargo, en la teoría de Einstein-Cartan, el acoplamiento mínimo entre la torsión y los espinores de Dirac genera una interacción repulsiva espín-espín que es significativa en la materia fermiónica a densidades extremadamente altas.

En cambio, la materia que colapsa al otro lado del horizonte de sucesos alcanza una densidad enorme pero finita y rebota, formando un puente Einstein-Rosen regular.

El otro lado del puente se convierte en un nuevo universo bebé en crecimiento.

Un artículo de 2012 sostiene que el Big Bang en sí es un agujero blanco.

A diferencia de los agujeros negros para los cuales existe un proceso físico bien estudiado, el colapso gravitatorio (que da lugar a agujeros negros cuando una estrella algo más masiva que el sol agota su "combustible" nuclear), no hay un proceso análogo claro que lleve con seguridad a producir agujeros blancos.

Recreación artística de un agujero blanco.
Diagrama de Kruskal, en que se muestra la región de agujero negro (zona blanca adyacente a la zona gris superior), la región de agujero blanco (zona blanca adyacente a la zona gris inferior), y las dos regiones asintóticamente planas en blanco, a izquierda y derecha, las cuales describen el campo gravitatorio en los alrededores de un cuerpo esférico.