Por ejemplo, en la Antigua Roma el modelo de sexualidad era la relación del amo con sus subordinados (esposa, pajes, esclavos), es decir, el sometimiento.
Los primeros estudios sobre los agresores sexuales datan del siglo XIX cuando Richard von Krafft-Ebing publica su famosa «Psychopathia Sexualis» en 1886 y propone designar a la perversión sexual en la cual la satisfacción está ligada al sufrimiento o la humillación infligidas al otro con el nombre de sadismo.
Aunque algunos investigadores toman en cuenta los factores biológicos y genéticos, la gran mayoría coincide en que los orígenes del comportamiento desviado de los agresores sexuales se encuentra en la infancia de estos sujetos.
Entre los factores biológicos aparecen: Los comportamientos agresivos tienen su base en el sistema endócrino con distintos mediadores bioquímicos.
[7] Sin embargo, no es el abuso el único motivo por el que se convierten en agresores sexuales de adultos.
[8] Los delincuentes sexuales muestran déficits significativos en sus relaciones interpersonales, en sus vínculos con los demás, tienen menos relaciones íntimas o estrechas en sus vidas y están muchos más solos que el resto de los delincuentes comunes y el resto de las personas.
[10] El individuo debe tener una predisposición especial ya que un varón normal, a pesar de sentirse solo, deprimido, angustiado, frustrado o incluso alcoholizado no cometerá una agresión sexual, ni violará a una mujer ni abusará de un niño aunque tenga la oportunidad, ya que le funcionarán sus propias barreras morales y su represión sexual normal.
Los violadores sexuales suelen provenir de familias disfuncionales, vivieron una infancia rodeada de abusos tanto físicos como psíquicos, es decir, fueron castigados físicamente en forma arbitraria, no relacionada con su mal comportamiento sino por capricho del adulto, y expuestos al maltrato emocional.
La gente se imagina al violador o abusador sexual como un monstruo, alguien fácilmente detectable, de aspecto peligroso y desagradable.
Una mujer tiene seis veces más probabilidades de ser atacada sexualmente o violada por un familiar que por un desconocido.
[14] La dificultad mayor con la prevención del abuso sexual infantil es que se les enseña a los niños a desconfiar de los extraños cuando los agresores sexuales suelen ser conocidos cercanos de los niños: padres, familiares, maestros, líderes religiosos, entrenadores, vecinos, etc.[5] Las estadísticas muestran que el 97% de los agresores sexuales son varones adultos y suelen proceder de todas las razas, culturas, grupos étnicos, niveles sociales, niveles educativos y profesiones.
[7] Un agresor sexual puede ser un individuo educado, agradable, cortés, caballero, colaborador, trabajador, de buena familia, simpático, carismático.
[16] Por estos motivos y, dado que todos los agresores sexuales siempre niegan sus delitos, la única manera conocida hasta el momento de identificar a un agresor sexual es mediante la condena de un tribunal.
El agresor sexual suele ser un individuo que manipula las percepciones, juicios y emociones de los demás con facilidad.
Se trata de individuos con fuertes tendencias a mentir, que utilizan como mecanismos defensivos la negación, la minimización, la proyección, la racionalización y la parcialización para no sentir que mienten y sostener su autoimagen.
Al aceptar solo fragmentos de la realidad no solo engañan al otro sino que se engañan a sí mismos para convencerse de que la víctima deseaba la agresión sexual y no asumir su responsabilidad ni sentirse culpables.
[18] Un modelo que se ha utilizado bastante para clasificar a los agresores sexuales es el de Knight y Prentky,[19] quienes proponen tres categorías principales: Agresor impulsivo u oportunista: Actúa sin planificación y aprovecha las situaciones oportunas para agredir.
No busca tener el control ni una gratificación sádica, sino satisfacer un impulso momentáneo, a menudo bajo la influencia de emociones intensas o sustancias.
El Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R)[20] es una herramienta comúnmente empleada en el ámbito forense para evaluar la presencia de psicopatía en estos individuos, dado que los puntajes elevados en este instrumento se asocian con una mayor probabilidad de reincidencia y conductas agresivas.
Control, poder, dominación y hostilidad son las características que no faltan en un ataque sexual.
[25][7] Muchos países han empezado a desarrollar programas de tratamiento para agresores sexuales.
[29] Las agresiones sexuales son un gran problema entre adolescentes y estudiantes universitarios en todo el mundo.
Se ha planteado examinar los efectos que estos programas tienen en cuanto al conocimiento y las actitudes relacionadas con las agresiones sexuales, el comportamiento de los transeúntes, su intervención al momento de presenciar una agresión sexual, entre otros factores.
[33] El único modelo explicativo formulado hasta ahora es la Teoría Multifactorial de las Agresiones Sexuales en Grupo ideado por Harkins y Dixon.
[34] Estos autores en su teoría proponen la existencia de diversos factores en las agresiones: individuales, contexto socio-cultural y situacionales.