Agotamiento del ego

[4]​ Un experimento llevado a cabo por Baumeister, Ellen Bratslasvky, Mark Muraven y Dianne Tice en 1998 demostró que el agotamiento del ego se produce en diversos contextos o situaciones.

Ellos atribuyeron este efecto al agotamiento del ego, que surgió de la resistencia previa a una tentación.

[6]​ Varios experimentos recientes han demostrado que el efecto del agotamiento de los recursos puede revertirse probando (pero sin llegar a tragar) bebidas dulces,[7]​[8]​[9]​ ya que tienen propiedades gratificantes.

[12]​ Estos descubrimientos demostraron que el agotamiento puede debilitar los mecanismos neuronales responsables de monitorizar los conflictos.

Los efectos de la edad son todavía desconocidos, pero es posible que la gente más joven sea más susceptible a los efectos del agotamiento del ego dado que las áreas del cerebro que están involucradas en el autocontrol se desarrollan hasta mediados de los 20 años.

Aunque es un sentimiento desagradable, la culpa es necesaria para facilitar las interacciones humanas de adaptación.

[15]​ Dado que la culpa lleva normalmente a una conducta prosocial, el agotamiento del ego reduce normalmente las buenas acciones que a menudo resultan de una conciencia culpable.

[15]​ Entonces, los sujetos fueron inducidos a sentir culpa mediante un juego en el que el oponente era molestado con ruidos fuertes y desagradables cuando el otro cometía errores.

Esto demostró que el agotamiento del ego tiene un efecto indirecto en el comportamiento prosocial al disminuir la capacidad de sentir culpabilidad.

Sin embargo, dicho agotamiento puede amortiguarse con motivaciones y creencias externas, que no están relacionadas con la fuerza de voluntad.

[17]​ Un experimento llevado a cabo por Carol Dweck y el subsiguiente trabajo de Roy Baumeister y Kathleen Vohs ha demostrado que las creencias ayudan a mitigar el agotamiento del ego, pero no completamente.

[18]​ Un experimento llevado a cabo por Kathleen Vohs y Todd Heatherton demostró cómo el agotamiento del ego es particularmente relevante en las personas que hacen dieta en comparación con las personas que no.

[19]​ Las que hacen dieta están permanentemente resistiendo sus deseos y limitando la ingesta de comida.

Por lo tanto, parece que el mismo acto de hacer dieta supone un agotamiento: las personas que la hacen gastan mucha energía intentando limitar la ingesta de comida, pero estos esfuerzos se ven menoscabados cuando se enfrentan a una tentación abrumadora.

[20]​ Esto implica que el agotamiento del ego no solo tiene consecuencias cognitivas, sino también físicas.

En el mundo del consumismo, los individuos hacen frente a decisiones y elecciones que requieren energía para realizar compras de manera informada y resistir la tentación de hacer compras compulsivas o innecesarias.

Además, este trabajo experimental no considera en profundidad los mecanismos por los cuales se restaura el rendimiento.

Bajo un agotamiento leve, las personas aún tienen una pequeña cantidad de energía en su "tanque", a la que no tienen acceso en circunstancias normales.

[23]​ Aunque el autocontrol se ha considerado tradicionalmente como un recurso limitado que puede agotarse, algunos investigadores no están de acuerdo con este modelo.

Por otra parte, el estudio y la medición del agotamiento del ego pueden verse afectados por el efecto de la disonancia cognitiva: los investigadores han cuestionado si los sujetos realmente están experimentando el agotamiento del ego, o si los individuos simplemente están experimentando una disonancia cognitiva en las tareas psicológicas.