Ella misma explicaba en sus memorias: Debussy y Maeterlinck se convirtieron en mis dioses.[2] Esta influencia se prolongó a lo largo de su vida pues el teatro siempre fue su pasatiempo predilecto.De su aterrizaje en el Reino Unido cuenta: Durante tres meses se alojó con una familia en la capital, en Londres.Además, la competencia no suponía un problema para la nueva librería ya que la mayor parte de los libreros se encontraban luchando en el frente.Tenía como colaboradora a Suzanne Bonnierre y una muchachita, Hélène, que se encargaba de hacer los recados.Estaba especializada en literatura francesa y, al poco tiempo, se conviirtió en el corazón del París más literario.Tanto Louis Aragon, como André Breton o Philippe Soupault fueron, en más de una ocasión, a comprar la revista.[6] Durante ese año también conoció a André Breton, que estaba destacado en una ciudad de provincias.La publicación estaba dirigida por el mismo André Breton, por Louis Aragon y por Philippe Soupault.[14] Fue fundada por Adrienne Monnier, con la colaboración de Sylvia Beach y con Jean Prévost como editor.[17] Éstas fueron inauguradas por Jules Romains en 1917, eran encuentros en los que organizaba lecturas o pequeños conciertos para un público escogido.Las que se han podido registrar son las siguientes: Entre el año 1920 y 1921, Sylvia Beach, inseparable compañera, no tardó en hablarle a Adrienne Monnier sobre una obra magna que había llegado a sus manos: Ulises de James Joyce.Jacques Benoist-Méchin, quien dominaba el inglés, tradujo los primeros fragmentos del Ulises para este fin.Benoist-Méchin contó con la ayuda de James Joyce para la traducción pues eran fragmentos difíciles.Asimismo, el autor le insistió a Léon-Paul Fargue para que colaborara.Adrienne Monnier y Auguste Morel se conocían desde principios de los años veinte.A los dos días, Sylvia Beach, Valery Larbaud y la misma Monnier se reunieron para trabajar sobre el texto traducido.Adrienne Monnier rápidamente escribió a Valery Larbaud para saber qué pensaba del tema, estando ella totalmente en contra.Fue así como, en el primer número de la revista Commerce, fechada de agosto del mismo año, aparecieron los fragmentos ya traducidos para la sesión junto con otros, bastante más elaborados que los primeros que estaban hechos a toda prisa.No sería hasta 1929 que la traducción completa del Ulises vería definitivamente la luz, tras cinco años de arduo trabajo.La primera versión apareció en 1925 en Le Navire d'Argent, revista que también había sido fundada por la librera, con la colaboración de su compañera.