Estuvo secuestrada por el Gobierno militar durante la última dictadura cívico-militar argentina.
Fue la primera testigo en dar testimonio en el Juicio a las Juntas Militares en 1985,[4] y luchó activamente por los Derechos Humanos.
Hasta 1977 se desempeñó como docente e investigadora en la Facultad de Ciencias Exactas.
[14] Su muerte fue lamentada por las organizaciones de Derechos Humanos, por sus colegas y por la comunidad en general.
Entre los numerosos comunicados se encuentra una semblanza publicada por los tres hijos que tuvo Adriana con Miguel Ángel Laborde,[15] el reconocimiento de la Senadora Nacional Norma Morandini, quien refiere:.
Además de un conversatorio, se creó un premio denominado "Reconocimiento Anual en Derechos Humanos UNLP" que lleva el nombre “Adriana Calvo” y será otorgado a cinco personas u organizaciones por sus aportes en la defensa de los derechos humanos.